LA VIEJA

El Síndrome de la Vieja Bruja


En una noche fría, donde el sonido de los grillos y la oscuridad perpetua producía un ambiente de intranquilidad y miedo, se celebraba la fiesta en honor a San Martín De Porres en la vereda de la Aurora; ya era muy tarde, Licenda miró en el reloj que marcaba las doce, entonces decidió irse para su casa que quedaba a unos 10 minutos. Se despidió de sus amistades, quienes le dijeron que no se vaya a esas  horas porque según ellos los espíritus salen en esos momentos, ella no les hizo caso y se fue.
Su hermano Teódulo la alcanzó a la salida y le dijo que la iba a acompañar por que uno no sabe lo que pueda pasar.
Cogieron camino arriba, contando cómo habían disfrutado de la fiesta.De pronto, observaron una mujer delante de ellos, vestida con una larga falda de color negro, con un follón blanco y que dejaba ver los pies, además llevaba una chalina también de color negro que tapaba su cabeza y caía sobre su espalda.
Teódulo muy temeroso preguntó que quién era ella y su hermana le dijo:”bah, no va a conocer a la Francisca” la vecina que vive más arriba de mi casa”Francisca, Pacha, Francisquita!- gritaron; pero la mujer no prestó atención;a ellos se les hizo muy raro y siguieron detrás de ella.
Los hermanos, estando cerca del lugar hacia donde se dirigían, miraron que la mujer tomó el desvió que llevaba a la “Huecada” y un frío terrible les puso los  pelos de punta y presintieron que algo raro iba a pasar en ese hueco, ya que según dicen en esa parte pasaban cosas muy raras.
Al ver ésto, Licenda y Teódulo corrieron a la casa de la Francisca, golpearon a la puerta al instante y por la insistencia de los golpes y los gritos de ¡operaa,operaaa, operaaaa! Francisca salió castigando los ojos con restriegue de manos por que no querían despertarse. Teódulo desconcertado y temeroso se preguntó: ¿Entonces quién era la mujer de negro?
Teódulo no se atrevió a regresar a la fiesta y por esa noche, pidió posada donde su hermana.

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